¿QUIÉN HAY DETRÁS DE 1PXB?

Hola, soy Mamen.
Aunque nací en Granada (y sí, según mi DNI soy andaluza…), he vivido en Madrid desde que tengo uso de razón.
En 2020, después de la pandemia, decidí dejar la “gran ciudad”.
Llevaba años viajando a Cantabria cada vez que podía y, de alguna manera, sentí que una parte de mí estaba allí. Así que fui a buscarla.
Me fui sola, a vivir a una casa al borde de un acantilado en un pueblo en el que vivían más vacas que personas.
Y efectivamente, no es que encontrase algunas partes de mí, es que me encontré conmigo misma al completo.
Entre paseos, viento sur, vacas, prados y el mar, fue un año en el que pasé más tiempo en silencio del que había pasado en toda mi vida.
Y no sé si fue el silencio, la naturaleza o el viento, pero ahí nació la semilla que hoy es este bosque.
¿QUIÉN HAY DETRÁS DE 1PXB?

Hola, soy Mamen.
Aunque nací en Granada (y sí, según mi DNI soy andaluza…), he vivido en Madrid desde que tengo uso de razón.
En 2020, después de la pandemia, decidí dejar la “gran ciudad”.
Llevaba años viajando a Cantabria cada vez que podía y, de alguna manera, sentí que una parte de mí estaba allí. Así que fui a buscarla.
Me fui sola, a vivir a una casa al borde de un acantilado en un pueblo en el que vivían más vacas que personas.
Y efectivamente, no es que encontrase algunas partes de mí, es que me encontré conmigo misma al completo.
Entre paseos, viento sur, vacas, prados y el mar, fue un año en el que pasé más tiempo en silencio del que había pasado en toda mi vida.
Y no sé si fue el silencio, la naturaleza o el viento, pero ahí nació la semilla que hoy es este bosque.
Y digo semilla porque entre mi casita bucólica al borde de un acantilado y este proyecto pasó algún que otro año.
Tres, para ser exactos.
Tuve que perderme otra vez para reencontrarme aquí y darle forma a este proyecto que responde, creo, a algo que lleva viviendo en mí desde que soy pequeña: las ganas – no, la necesidad – de entender la mente humana.
La mía la primera, claro…
Siempre he creído que entendiendo la mente humana podría aliviar mucho sufrimiento. A mí, a los demás y al mundo.
Esto me llevó a estudiar biotecnología y, después, a especializarme y hacer una tesis doctoral en neurociencia.
Y no sé si a lo largo de mi vida he aprendido algo sobre la mente humana, pero sí sé que he aprendido muchas cosas que me permiten, a día de hoy, vivir de una forma un poco más amable con el increíble caos que supone a veces esto de ser humana.

Hace un tiempo me costaba explicar “lo que soy“.
De hecho, esta página es la que más veces he reescrito.
Resulta que mientras hacía la tesis y ejercía de neurocientífica, publicando artículos y acumulando datos, conocí el yoga y la meditación.
Y en ese momento sentí que algo en mi se dividía en dos.
Como si mi papel en este mundo como neurocientífica y como yogi tuviesen que mantenerse completamente separados.
Yo sentía que aprendía mucho más sobre neurociencia (bueno, sobre la neurociencia que a mí me interesaba) a través del yoga y la meditación que en el laboratorio.
Pero claro, al resto del mundo (mundo = el contexto que me rodeaba en aquel entonces) esto no le parecía tan evidente.
Y escuchaba una y otra vez eso de: pero, ¿te vas a dedicar a lo tuyo?
“Lo mío”. ¿Y qué narices es lo mío?
Esta pregunta es la que más lucha interna me ha generado durante años.
He vivido una pelea en la que para ser yo parecía tener que elegir entre un camino o el otro.
Por suerte, la historia tiene final feliz.
Feliz para mí al menos…
A día de hoy puedo decir con mucho orgullo (por lo que me ha costado llegar hasta aquí) que he conseguido juntar “mis dos mundos” y permitirme ser una.
Permitirme ser yo.
Me dedico a la neurociencia aportando mi granito de arena al Instituto de Neurociencia Avanzada de Barcelona (INAB), a donde llegué por resonancia y, sobre todo, por darme el permiso de pensar y actuar un poco fuera de mi caja.
Y, en paralelo, me dedico a la neurociencia también en este proyecto, en el que me permito jugar, experimentar y aplicar las herramientas que descubro no solo gracias a la ciencia sino gracias a los años de práctica y enseñanza de yoga y meditación en los que el laboratorio se trasladaba a la esterilla, al cojín y a las personas que me han acompañado.
Un paseo por el bosque es mi manera de reunirme conmigo misma y de poner todo eso que soy al servicio de aquellas personas con las que resuene.
Y si estás leyendo esto es porque lo que empezó siendo algo para mí en mis ratos libres se ha convertido en mi trabajo, mi emprendimiento.
Encantada de compartirlo contigo.
Gracias por leer.
Mamen
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